Meritocracia y relaciones. La mentira del «si quieres, puedes»

Anoche, @BuArena compartió en Twitter una espeluznante conversación que había tenido por Whatsapp con un tío que ella pensaba que era su amigo pero que resultó que solo buscaba meterla en caliente. Podéis ver las capturas a continuación:

Un clásico contemporáneo. «Tú eres consciente de que yo soy un tío y tú una tía, ¿no?». El colega se luce con uno de los peores razonamientos jamás esgrimidos: yo soy un hombre, tú una mujer, ¿qué hacemos que no hemos follado ya? No sé si él lo ha aprendido tras vivirlo, pero su performance lamentable nos sirve aquí como ejemplo práctico de cómo la realidad te puede golpear duramente.

Efectivamente, podéis ser un hombre y una mujer y que ella decida no tener nada que ver contigo en el plano sexual. Cuanto antes aceptemos esta realidad en la que las mujeres tienen su propia autonomía y deseo, y que no tienen por qué casar con lo que tú querrías que casase, mejor.

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BuArena esquivando una relación de mierda. Dramatización.


Es, además, muy sintomático eso que le dice él al principio. Que ella tiene que replantearse su orientación sexual porque «no es normal» que «todo» le cueste tanto. Queridos amigos: no seáis este señor. No le digáis a nadie bajo ningún concepto que tiene que replantearse su orientación sexual y no penséis que un «no te ofendas» va a conseguir que alguien no se ofenda. Lo «normal» y el «todo» de los que habla él son el «normal» y el «todo» que existen en su universo personal y que no están en concordancia con el mundo real. Lo normal habría sido que a ella le costarse menos liarse con él, ¿no? ¡Despierta! Hay otros mundos, pero están fuera de ti, campeón.

¿Si quieres, puedes?

El regusto que me queda después de leer la conversación es que el tipo tenía claro qué es lo que tenía que pasar (que acabasen liados) y cuando esto no sucede, resulta que la culpa no es de él sino de ella. En realidad, no cabe la «culpa» en la ecuación. A veces le gustas a alguien, a veces no; a veces le gustas como amigo, a veces te comportas de una forma tan capulla que dejas de gustarle como amigo.

¿Por qué los tíos pensamos que ellas tienen la culpa si no conseguimos lo que buscamos, si no conseguimos liarnos con ella, si no conseguimos echar un polvo? Porque creemos que todo lo que hemos hecho hasta ese momento es lo lógico y normal.

Esta máxima es la que vende cualquier coach en general y los autoproclamados maestros seductores en particular. Si quieres, puedes. Bueno, siempre y cuando te lo curres un montón, claro. ¿No sabes cómo empezar? No te preocupes. Por una módica cantidad de dinero, ellos te darán las pautas para comenzar tu andadura hacia El Follisque Máximo. Lo que pasa es que esto falso, está edificado sobre una mentira. No solo no hay ninguna garantía de que vayas a poder al final, sino que en tu camino de aprendiz hacia la maestría del ligar vas a molestar al personal pues, por lo visto, no hay ninguna otra manera de «crecer como persona». 

Como ejemplo de esto, un vídeo. Raúl DG, protagonista del mismo, es uno de los alumnos aventajados de Álvaro Reyes. Aquí lo vemos «superando el miedo a ligar en la calle». Lo primero que hace es correr en zig zag mientras grita y luego se pone a darle la chapa a las chicas que ve por la calle. ¿Quieres ser este tipo de tío? Ya me imaginaba que no.

Si para mejorar necesitas molestar, necesitas ocupar más espacio, necesitas gritar por la calle, necesitas forzar que te rechacen por pesado… entonces, lo mejor será no mejorar. No molestes, no ocupes más espacio, no grites por la calle, no fuerces que te rechacen por pesado. Déjalo estar.

¿Que cómo sé que aunque a veces quiero, no puedo? Porque me ha pasado a mí. ¿No te fías de mi palabra? Sube otra vez al principio del post y vuelve a leer la converasción de BuArena. ¿Te parece anecdótico? Pregúntale a tus amigas. No es anecdótico.

Qué hacer si una chica comparte una conversación privada en la que quedas mal

Volviendo al tema con el que iniciaba el post, ¿qué sucede si la lías tanto con una chica que acaba contando lo que ha pasado a un puñado de (des)conocidos que le siguen en una conocida red de microblogging?

Imagina que un día te despiertas, enchufas el Twitter y te encuentras con que una desafortunada conversación que tuviste por privado ha acabado con más de 50 retuits porque la persona que estaba al otro lado del aparato ha considerado importante compartirlo con el mundo. ¿Cómo proceder? No desesperes y consulta esta guía:

  • Lo primero que tienes que saber es que es que lo más probable es que esto jamás te pase. En serio, confía en mí… y en ti mismo. Para empezar, tú no eres un desgraciado, ¿verdad? No vas mandado fotopitos sin que te lo hayan pedido previamente, ni haces el capullo como el tío del tuit de BuArena relegando tu relación con las mujeres a un mero «o follamos o nada». Es más, aunque hayas patinado metiéndole ficha a alguna chica alguna vez, probablemente ella no haya considerado que fuese digno de comentario más allá del ámbito privado. Respira. No te ralles, pero sé consciente de todo esto.

Si, en cambio, has llegado aquí porque efectivamente te ves en esta situación, entonces:

  • Intenta entender por qué lo ha hecho. De un tiempo a esta parte, muchas personas, en especial mujeres, comparten extractos de sus conversaciones con otras personas, en especial hombres, en las redes sociales o en páginas creadas ad hoc como ByeFelipe (puedes leer más sobre ByeFelipe en castellano en El demonio blanco de la tetera verde). La idea detrás de estas páginas y de esta manera de publicar conversaciones privadas no es humillar a nadie sino llamar la atención sobre algo tan común como es un pollaherida, el típico tío que se enfada o se pone digno cuando es rechazado y queda en evidencia en la conversación posterior. Si la chica a la que te querías ligar ha compartido una conversación contigo, es posible que entres dentro de este saco de tío ofendidos, frustrados o desconcertados que no entienden que una mujer puede rechazarlos aunque ellos pensasen que iba todo sobre ruedas.
  • Relee la conversación y atiende a qué es lo que está todo el mundo comentando de ella. Eso te dará una pista para saber por qué tu interlocutora ha decidido que debía salir a la luz.
  • Aunque lo más probable es que haya eliminado tu nombre para proteger tu identidad, es posible que no lo haya hecho. En cualquiera de los dos casos, date por aireado: su círculo cercano lo sabía antes de que aparecieses en las redes sociales.
  • Antes de contestar en público, espera un momento. ¿Estás seguro de que no vas a liarla más? Sí, bueno, todo el mundo ha oído eso de que hay que escuchar a las dos partes, pero si realmente has metido la pata hasta el fondo solo vas a conseguir que empeore la situación. Enváinatela.
  • Aprende. Aprende de la cagada. Aprende qué hiciste mal y no vuelvas a repetirlo nunca más.

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2 thoughts on “Meritocracia y relaciones. La mentira del «si quieres, puedes»

  1. Yo veo un error brutal y con consecuencias serias: SI QUIERES PUEDES. Es completamente falso. Para poder hacer hay que tener la capacidad, de nada sirve querer mucho algo si no tienes la capacidad. De nada sirve que quieras volar si no tienes la capacidad. Una vez que estás segurx de poder, de tener la capacidad, entonces sí, es cuestión de querer o no querer ¿no?

    Por lo demás, encantado de haber encontrado este sitio 🙂

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