Anoche me pasaron este vídeo espectacular donde te cuentan la historia de un pavo que duerme en la calle pero que, de vez en cuando, se liga a chavalas con las que no solo echa una canita al aire sino que también le dejan tener un techo donde guarecerse una temporada. Así contado, bajo los parámetros del éxito con los que nos machacan desde que somos pequeñitos, el tipo parece un crack. No solo es capaz de entrarle a tías por la calle y camelárselas, sino que además lo hace con la dificultad añadida de no tener una ducha ni una habitación propia. ¡Y se aprovecha de ellas para no pagar por su higiene personal básica!
De entrada, la vaina se ve clara: el fotograma elegido para que pinches en el vídeo es uno donde sale él dándole un beso a una chica y el título es, agárrate, «Homeless Millennial Survives By Picking Up Women Every Night». Elite Daily, la cabecera donde se ha publicado, dice que quiere ser la voz de la Generación-Y que no sé si es la mía o no (supongo que sí, yo qué sé) pero se le ve el plumero a saco: ¡conseguir morrearte con pavas, una distinta cada noche, es lo más! ¡Y además este tío ni siquiera tiene curro!
Audiovisualmente, la pieza está muy bien estructurada porque primero te cuentan la parte guapa, la parte de seductor científico, la parte de tío muy crack que es capaz de follar a pesar de que vive entre cartones de lo que le dan los transeúntes y lo que sisa en los supermercados. El tío explica cómo coge un poquito de gomina y la combina con uno de sus cuatro modelitos porque el truco para que le salga bien la metida de ficha es, claro, no parecer un sintecho. Tú eres un pringao, viene a decirnos el simpático minireportaje, atiende a este Macho Alfa cómo se lo monta. ¡Y ni siquiera paga impuestos!
Por supuesto, por supuesto. Por supuesto que podemos imaginarnos que todas las tías que se lo trincan lo hacen de buena gana. Pero qué duda cabe que ir gritándole a las chavalas por la calle es un método invasivo y excesivo para intentar establecer una relación de la clase que sea, aunque sea de un rato. Los hipotéticos rechazos, que solo podemos intuir, no aparece en el vídeo. Al menos explícitamente, porque a medida que pasan los minutos la cosa se pone chuga y empieza a parecer obvio que son más las veces que tiene que dormir a la intemperie que calentito en cama ajena. ¡Sorpresa! Nos vendieron a un triunfador y… bueno.
Ahí es cuando se rompe la burbuja mágica que había creado el vídeo (y el protagonista también se rompe un poco, para qué engañarnos). La bajona no perdona cuando vemos cómo mezcla el peor vodka que encuentra con Gatorade (?) después de confesar que su madre lo echó de casa por tener un alijo (no especifican) para, ya al final de la pieza, escucharle decir que no le recomienda su forma de vida a nadie. NO SHIT, SHERLOCK!